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domingo, 15 de noviembre de 2015

7. PPP: `epistolario´ político y social

“La obra madura de Pasolini se ha convertido en objeto de apropiación múltiple, una vez que la historia ha dado la razón a su pesimismo en torno a la modernización consumista. Sin embargo, conviene recordar, primero, que dicha obra va  enteramente asociada a una reflexión social compleja y atenta a la realidad de su tiempo, lo que explica la relación de Pasolini con distintos grupos sociales y políticos. Y al mismo tiempo que su discurso crítico (y su pesimismo) tenían que ver con un comunismo emparentado con la cultura de la resistencia antifascista que la aceleración industrial fue dejando atrás”. En este marco, trazado por el profesor de Filosofía del Derecho Antonio Giménez Merino,  se sitúan los numerosos artículos periodísticos y reflexiones que el autor escribió, en un contexto profundamente italiano pero casi siempre vinculado a problemas del mundo moderno, en cuyo seno hay que entender todos sus mensajes.

El autor de `Escritos corsarios´ y `Cartas luteranas´
El terror institucional, la contestación estudiantil, la lucha obrera, entre otras cuestiones acuciantes de esos años, son tratados en las columnas para el semanario Tempo (entre 1968 y 1970) con una vehemencia que prefigura su etapa posterior como polemista. Ésta se desarrolla entre 1973 y 1975 con una amplia colección de artículos sobre temas políticos y sociales, que conforma una crítica radical a la sociedad desarrollada. Integran el libro Escritos corsarios. La mayor parte de ellos fueron inicialmente publicados en la primera página del diario Corriere della Sera.  Finalmente, entre enero y octubre de 1975, publica artículos en el semanario Il Mondo, y también en el Corriere, que serán agrupados en libro como Cartas luteranas.

El crítico  y ensayista Alfonso Berardinelli afirma que la “homologación cultural” de la que hablaba entonces Pasolini, es decir, la reducción de los italianos a un único y despótico modelo de comportamiento (Nueva Clase Media o Nueva Pequeña Burguesía total) no era un proceso ya finalizado, "pero lo sería pronto”. Pasolini, dice, fue uno de los últimos escritores difíciles de concebir en un contexto no italiano, abstractamente cosmopolita. Y añade que “la ensayística política de urgencia es la verdadera invención literaria de los últimos años del escritor. Se funda en el esquema retórico de la requisitoria y es la gran oratoria de acusación y autodefensa pública de un poeta.”

Casi un testamento. Son muchas las entrevistas que Pasolini  concedió, del mismo modo que son innumerables las ocasiones en que fue fotografiado, de manera que su exposición pública fue permanente. Pero hubo algunos encuentros especiales. Por ejemplo, los mantenidos con el periodista inglés Peter Dragazde, en los que el escritor desgranó  reflexiones y observaciones que constituyen un virtual  “testamiento espiritual e intelectual”. La cultura italiana, Por qué San Mateo, Comunismo y religión, Lucha de clases, Violencia, Cine y Realidad, son algunos de los temas planteados.


PPP visto por Letizia Battaglia en 1972
Cuando se le pregunta sobre sus Cineastas Favoritos, enumera: “Deyer (plenitud sagrada de los rostros y los objetos); Buster Keaton (perfección formal); Murnau (la mejor película del mundo es La última carcajada); Mizoguchi (grande como Giuseppe Verdi), Renoir y Tati (los únicos que han sabido hacer poesía sobre la pequeña burguesía); Bergman (no el feudal, sino el burgués de Luz de invierno); Godard (¿cómo no amarlo?); el bueno de Fellini; y Charlot (los más grandes placeres del cine). Añadiré, para completar el cuadro, que no me gusta ninguno de los mitos de Cahiers du Cinéma, a saber: ni Hawks, ni Hitchcock, ni Ford. Y detesto a Eisenstein”.

Sobre la Libertad Sexual se pregunta: “¿Es la libertad sexual necesaria para la creación? Sí. No. O quizá sí. No, no, claro que no. Pero…sí. No, mejor no. ¿O sí? ¡Oh, maravillosa incontinencia! (¡Oh, maravillosa castidad!)”.

Algunas de estas respuestas son muy breves, otras ocupan cuatro o cinco párrafos. Pero la más extensa es la dedicada al Capitalismo. Está formulada en 1967 y en síntesis dice:


“El capitalismo es hoy día el protagonista de una gran revolución interna: se está convirtiendo, revolucionariamente, en neocapitalismo.

En contradicción con lo que decía antes, podría afirmar que la revolución  neocapitalista se presenta como competidora de las fuerzas mundiales que van a la izquierda. En cierto sentido, ella también se sitúa a la izquierda. Y, hecho insólito, yendo (a su manera) a la izquierda tiende a englobar todo lo que va a la izquierda. Ante este neocapitalismo revolucionario, progresista y uniformador, se experimenta un inaudito sentimiento (sin precedentes) de unidad del mundo.

“¿Y por qué pasa esto? Porque el neocapitalismo coincide con la completa industrialización mundial y con la aplicación tecnológica de la ciencia. (…)

“Yo espero, naturalmente, que no gane el neocapitalismo sino que ganen los pobres. Porque yo soy un hombre antiguo, que ha leído a los clásicos, que ha recolectado las uvas en los viñedos…, que ha vivido en pequeñas ciudades que llevan en su espléndida imagen la impronta de las edades artesanales. Por lo tanto, no me interesa nada un mundo uniformado por el neocapitalismo, es decir, por un internacionalismo engendrado, mediante la violencia, por la necesidad de la producción  y del consumo.”